lunes, 6 de mayo de 2013

Tres semanas.


Todavía no me hago a la idea que en tres semanas estaré cerrando la maleta que abrí un 31 de agosto cuando llegaba a Irlanda. No me puedo creer que el tiempo pase tan rápido, si bien es cierto que cuanto más a gusto estés en un sitio, más rápido pasa el tiempo.

Tras este tiempo, ya puedo decir que tengo dos familias: mi familia en Valdepeñas y mi familia en Sligo. Así es, para mi, los Martin ya son mi segunda familia porque me han tratado como tal desde el primer día en que llegué. Y  no sólo eso, sino que aparte de una familia también he encontrado a una persona muy especial que ha hecho que vuelva a sentir cosas que hacía tiempo no sentía.

Recuerdo perfectamente cómo escribía hace unos meses la historia que traía a mi madre por la calle de la amargura: Beatriz se echa novio y se queda a vivir en Irlanda. Toooodas sus amigas le mencionaban eso de vez en cuando y algunas veces lo hacían incluso conmigo delante. “Señoras, cállense yaaaaa, que bastante tiene mi madre!” pensaba… “No te preocupes mamá, que en verano vuelvo!” le decía. ¿Y ahora qué? Encuentras a esa persona que hace que veas la vida de otra manera pero esa persona se encuentra a ocho horas y media de viaje (en bus-avión-tren) de tu otra mitad, tu familia, tus padres, hermanos y sobrinos. Entonces llega ese momento en el que tienes el corazón dividido y no sabes qué hacer y comparas: España: familia (+) amigos (+) desempleo (-) vs. Irlanda: pareja (+) trabajo (+) el tiempo (-).
Soy perfectamente consciente de que no soy la primera persona en este mundo que deja su país por motivos de trabajo y/o porque haya encontrado pareja pero nunca pensé que sería YO la que tuviera ese dilema.
En fin, de momento sólo pienso en pasarlo lo mejor posible y en disfrutar el poco tiempo que me queda, que es poco pero que será intenso! Después toca volver a casa y hacer los exámenes y a continuación… pues ya veremos!!

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