jueves, 2 de enero de 2014

Volveeeeeeeeeeeeer ... a la Mancha.


Lo primero de todo.. FELIZ AÑO NUEVO!! Espero que todos hayais pasado unos grandes días con la familia y amigos J por aquí todo muy bien. Ya llevo dos semanitas y todavía me quedan otras dos semanas de vacaciones, las cuales voy a aprovechar al máximo porque ya no sé cuando volveré a venir…

 

Lo primero de todo, decir que tenía muchas ganas de venir, y es que aunque me guste estar en Irlanda, una necesita una dosis de los suyos y los inviernos son tristes y largos allí.

 

Salí de Sligo a la 1 de la madrugada con el miedo de no llegar al aeropuerto a tiempo (y eso que llevaba tiempo de sobra, pero bueno, yo soy así). En mitad del trayecto, una familia con dos niños LLORONES se subieron al autobús y no pararon de llorar hasta que me bajé, así que imaginaos la pesadilla de viaje nocturno y con niños llorando... El bus llegó a Dublín a las 4.30 y me fui directa a la puerta de seguridad (ya que no tenía que facturar). Al final, me pasé una hora sentada al lado de la puerta de embarque aguantando para no dormirme allí y amanecer en Irlanda cuando debería haber amanecido en Madrid.

 

El viaje en el avión COMO SIEMPRE fue lo peor y es que por muchos trayectos Madrid-Dublin y viceversa que haga, no voy a superar ese miedo y ese “¿y si tenemos un accidente?”. Yo sólo pensaba en todos las pesadillas que había tenido desde septiembre hasta diciembre y mi obsesión por perder el vuelo o tener un accidente aéreo no eran (ni son) normales. Cuando por fin se estabilizó el avión, me acomodé y me dormí... hasta que un bebé que iba en los asientos de delante se puso a llorar hasta que el avión aterrizó. Que pesadilla, en serio...

 

Llegamos a Madrid a las 10.30 de la mañana y tenía tiempo libre hasta las 13.30 que salía el bus. Salí por la puerta de llegadas sin esperar ver a nadie conocido cuando de repente oigo un: pssss, psssss… me giro y me encuentro con una amiga de Valdepeñas. HOLAAAAA?!?! Jajajaja qué ilusión me hizo verla J Una de sus amigas venía en el vuelo de Dublín y no sabía yo venía en el mismo vuelo. Casualidades de la vida!

 

Cuando por fin llegué a la estación de bus, esperé casi hora y media a que partiéramos para Valdepeñas. Mi cuerpo ya no podía más y parecía un zombi vagabundeando por la estación.

 
Cuando por fin me subo al bus, se sienta  a mi lado una señora que no paraba de hablar A GRITOS por teléfono. El problema no es que hablase alto por teléfono, sino que hablaba de temas muy personales que no son para hablarlos en el autobús, como temas judiciales, herencias, trabajo, etc... en resumen, la gente tiene muy pocas luces.
 
A las cuatro de la tarde llegué a la estación de bus de Valdepeñas y allí estaba mi madre medio emocionada (como si fuera la primera vez que me iba por tanto tiempo jaja) y cuando llegué a MI CASAAAAA, había un plato de lentejas esperándome. Creo que en la vida las he saboreado con tanto placer … jajaja. No me creía que tras 15 horas de viaje, ya estaba en casita e iba a disfrutar de la compañía de los míos durante un mes.

 

¿Cómo me siento?

 

Pues GENIAL. Tenía muchas ganas de ver a mi familia, a mis sobrinos sobre todo, a mis amigos y tenía ese sentimiento de “qué ganas tengo de ver a algunos y qué pocas ganas tengo de ver a otros”.

Pero todo no es de color de rosa. Este sentimiento de felicidad plena tiene un efecto rebote que hace que eche mucho de menos a los que he dejado allí y a mi vida en Irlanda.. pero bueno, así les cojo con más ganas ;)

 

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